El proyecto alberga el Nuevo Tanatorio de Sancho de Ávila en Barcelona. Enmarcados en un emplazamiento con unos condicionantes particulares, donde los sótanos existentes se deben conservar, la presencia de las vías del tren que cruzan el solar en el sentido transversal, se plantea una intervención con dos volúmenes que albergan los usos diferenciados del mismo complejo y se articulan en base a la trama urbana y la creación de una plaza interior que se convierte en el eje principal del proyecto.
Este espacio público generado en el interior de la parcela, absorbe los dos volúmenes, los relaciona y genera un programa que va más allá del uso interior. Se trata de un nuevo parque urbano que integra las edificaciones, gestiona los flujos y enmarca el conjunto en el entorno urbano.
Cada uno de los edificios se plantea como un juego de volúmenes que mantiene una línea compositiva común pero se diferencian en cuanto a materialización: el edificio Tanatorio potencia la horizontalidad de sus elementos y se cierra a la calle, dotando de la privacidad que requiere su uso y abriéndose plenamente al espacio público del complejo en un ejercicio de reclusión y privacidad. El edificio de Servicios por su parte es mucho más permeable y se abre a la calle, al barrio, a la ciudad… en un ejercicio de transparencia y reclamo. Se envuelve este edificio con una segunda piel que aporta una mejora a nivel climático debido a la exposición solar de los vanos y un control visual entre edificios en el frente interior de la plaza.